La evidencia científica demuestra que el hecho de someterse a uno o a varios procesos de estimulación ovárica controlada no supone ningún detrimento para la reserva ovárica de la mujer.
De forma mensual, los ovarios de la mujer desarrollan un conjunto de folículos (cada uno de ellos con su ovocito / óvulo en su interior), de los cuales tan sólo uno llegará a madurar para ser ovulado. La estimulación ovárica permite que el resto de los folículos, que de manera natural se perderían, consigan madurar también. Así, la estimulación ovárica no hace que se derrochen más óvulos, sino que aprovecha todos los que se producen.
En cualquier caso, antes de realizar un tratamiento de este tipo, el equipo médico practica distintas pruebas para conocer el estado de la reserva ovárica de la paciente, ya que ésta va a variar en función de cada mujer y su edad. Con esta información es posible personalizar la dosis de medicación y las expectativas en cuanto al resultado que se obtendrá con el procedimiento.
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