Ginegologia, Obstetricia y Reproducción Asistida

La inseminación artificial es una técnica muy sencilla e indolora en la que introducimos los espermatozoides, previamente capacitados en el laboratorio, directamente en la cavidad uterina. De esta forma conseguimos incrementar las probabilidades de que se produzca el encuentro entre los espermatozoides y el ovocito y, por tanto, la fecundación.

Por su sencillez es una técnica que podemos realizar en la consulta y que tan sólo requiere de unos pocos minutos de reposo posterior.

Antes de realizar la inseminación es habitual que la mujer se someta a un proceso suave de estimulación ovárica y a una serie de controles ecográficos que nos permiten monitorizar el desarrollo de los folículos y determinar el momento idóneo para realizarla

En aquellos casos en los que no conseguimos el embarazo mediante inseminación artificial, o en los que ésta no está indicada, es necesario acudir a técnicas algo más complejas.

Para este tipo de tratamientos es necesario que la mujer se someta a una estimulación ovárica controlada en la pretendemos conseguir el desarrollo de un cierto número de folículos. Además, durante los días que tiene lugar la estimulación ovárica llevamos a cabo distintos controles ecográficos, que nos permiten monitorizar el crecimiento de los folículos, y, llegado el momento, induciremos la ovulación.

Tras este momento realizamos una punción ovárica que nos permite recuperar los ovocitos que se han desarrollado. Esta técnica la realizamos bajo anestesia en el quirófano y, dado que su recuperación es rápida, no requiere de ingreso hospitalario. Es suficiente con unas horas de recuperación. A continuación se lleva a cabo en el laboratorio la fecundación y el control del desarrollo embrionario. Finalmente, llegamos al momento de la transferencia embrionaria, en el que dejamos los embriones seleccionados en el útero de la mujer.

El proceso general es el mismo que describimos para la fecundación in vitro, pero se diferencia por el medio en qué vamos a realizar la fecundación.

En este caso introducimos un espermatozoide en cada uno de los ovocitos recuperados, de manera que nos aseguramos que el espermatozoide consiguió atravesar todas las barreras.

Luego se debe producir la unión del material genético de ambos gametos, de modo que obtenemos embriones que se desarrollarán en el laboratorio hasta el momento de la transferencia.

En la actualidad disponemos de procedimientos que nos permiten conservar los embriones en perfecto estado durante largos períodos de tiempo.

Para ello empleamos técnicas que permiten su congelación y descongelación a una velocidad muy rápida, de manera que no suponen apenas riesgo para la viabilidad de los embriones.

En la sociedad actual cada vez es más frecuente que las mujeres quieran ser madres a una mayor edad. Este factor puede suponer un incremento de las dificultades a la hora de conseguir la gestación en el momento deseado, así como incrementar el riesgo para el futuro hijo.

Con la preservación de la fertilidad lo que hacemos es obtener ovocitos de la mujer cuando aun está en período de máxima fertilidad y conservarlos hasta que ésta decida que ha llegado el momento de ser madre. De modo que mujeres de edad avanzada pueden ser madres con sus propios ovocitos y con un menor riesgo para su descendencia.

La tendencia actual al incremento en la edad para ser madre por primera vez conlleva que cada vez más mujeres se encuentran con dificultades para quedar embarazadas con sus propios ovocitos.

Todas aquellas mujeres que no pueden conseguir el embarazo con sus ovocitos pueden seguir realizado su deseo de ser madre gracias a la donación de estos gametos por parte de otras mujeres más jóvenes.

Para que todo este proceso tenga el mayor éxito posible es necesario desarrollar un programa de donación de ovocitos que se encargue de velar por la salud y bienestar tanto de la mujer que va a realizar la donación como de aquella que la va a recibir y de la futura descendencia.